La melancolía. Dulcedumbre y pesadumbre (Antonio Fernández Gallardo)
El presente trabajo recorre las diferentes perspectivas desde las que históricamente se ha pensado la melancolía. Su significado originalmente patológico se fue eclipsando a favor de una concepción poética, descriptiva de un estado de ánimo. Aunque dicha concepción perdura en el lenguaje coloquial, en el ámbito clínico la depresión ha venido a ocupar el lugar que antaño perteneció a la melancolía. Obligada a desaparecer de la nosología, autores tan dispares como F. Colina o Földényi pretenden rescatar un término que, frente a la depresión, muestra nexos más profundos de la existencia, insertándose así en una tradición humanista que afrontó el estudio de la melancolía en la convicción de que su conocimiento ayudaría en la comprensión del propio ser humano. Característica central de la condición humana, la melancolía se halla estrechamente vinculada tanto a la filosofía que subraya nuestra condición mortal como a la utopía que anhela un mundo mejor. Sin embargo, por encomiable que sea una sociedad, el descontento siempre habitará en ella: la insatisfacción que anida en el corazón del hombre hace que la existencia humana sea impensable sin la melancolía.